Expresar visualmente lo que transmite una marca puede resultar en una larga travesía. Un viaje entre la oscuridad del ocaso creativo y la satisfacción lumínica de dar con la idea y composición correcta. Esa idea que represente al completo al público al que va dirigido, a la par que define y engrandece a la identidad de marca. Por lo complejo que resulta, a continuación, se detallan los 6 pilares que llevarán a cualquier marca al éxito.
Voz de marca definida y diferenciada de la competencia
Una marca sin voz es un resultado mudo y sin gracia. Por ello, es vital que toda marca cuente una historia con el diseño gráfico, que inunde las mentes de sus clientes y consiga generar el impacto correcto. Para ello, la identidad real debe nacer a través de la unión de diferentes factores esenciales: diferenciación de la competencia, promesas a los clientes y palabras clave que identifican a la marca.
Todo está vinculado. Una marca y sus elementos funcionan como un organismo, llegando a ser un sistema. Los colores, las tipografías y cualquier diseño digital estará sujeto a lo que queremos transmitir. En este punto, los conceptos se convierten en la brújula del destino de nuestra marca. Son y serán la motivación del proyecto, las que lo mueven hacía buen rumbo.
El color como transmisor emocional y descriptivo
Los colores representan más de lo que parecen visualmente. Funcionan como satélites psicológicos y emocionales, mandando señales significativas a nuestros receptores visuales. Si el color falla en un diseño, la marca estará destinada a la malinterpretación o el fracaso. Si se elige una buena paleta de colores, se genera un sistema de telecomunicación perfecto, cediendo la información correcta a los clientes.
En la identidad de marca, el color es la esencia de la empresa, lo que representa y a quien representa. Sin él, la marca está inmersa en un vacío indescriptible. No obstante, el color no tiene por qué ser un todo, puede alejarse mínimamente del significado principal, sin invadir los campos antónimos de lo que simbolizan.
Más que una tipografía, un símbolo empresarial
El color juega su papel como satélite sensorial, pero la tipografía también tiene su parte de causa en el diseño gráfico de una marca. Como se ha mencionado anteriormente, la identidad de marca es como un organismo. El color representa las emociones, mientras que la tipografía engloba la pura personalidad de la empresa. Formal, informal, moderno, tradicional, sea cual fuere el enfoque que se le quiera dar, siempre irá vinculado a este elemento. Así, la tipografía siempre estará determinada por dos variables, por un lado, la propia personalidad empresarial y, por otro lado, la estrategia que se esté siguiendo en ese momento.
Aun así, hay casos de tipografías pensadas para usarlas de forma genérica por la versatilidad que presentan. Si bien esto a veces tiene sus beneficios, obtener una buena marca requiere esfuerzo y dedicación. La cima del éxito no se puede alcanzar sin salir de lo común, hay que llegar a ser extraordinariamente diferente, diferente entre iguales.
Diseños únicos: Significado diferencial
La marca debe ser estilosa y transmitir la fusión de los elementos anteriores. Como si de un espejo se tratase, debe reflejar lo que la corporación quiere comunicar con su branding. De igual manera, los conceptos de marca tienen la función de dar contexto a la marca, siendo la parte más significativa.
Una empresa que no da significado a su marca, estará condenada a perder tráfico de clientes potenciales. Se convertiría en un organismo sin movilidad, parapléjico. Por ello, hay que dedicar cada minuto que sea necesario a construir relatos i en conseguir lo mejor que el diseño y la producción audiovisual pueden ofrecer.
Empoderar a la marca en cada acción llevada a cabo
Tener el diseño gráfico listo no es sinónimo de fin del trabajo. Una marca debe evolucionar y expandirse diariamente. Ya sea mediante fotografías, contenido audiovisual o los propios productos, la composición creada debe florecer allá donde actúe. La identidad de marca es el corazón del todo, pero las arterias y venas deben bombear cada día significados, emociones y un sinfín de cosas. En definitiva, oxigenar las mentes de los clientes para que la repercusión sea cada vez más favorecedora.
Reforzar la marca con estos elementos no es difícil. Solo se necesita un espíritu superador que quiera irradiar toda la creatividad posible. Adaptar el contenido con la tipografía y la paleta de colores será el primer paso hacía el éxito. Luego, solo quedará seguir poniendo ladrillo sobre ladrillo hasta que la marca brille por si sola.
Una marca debe encajar como un puzzle, la coherencia es la esencia del conjunto
La coherencia es la última baza para lograr un sistema de identidad con sentido. Una corporación debe tener una guía visual de cómo usar sus elementos gráficos. Tanto su logotipo y marca denominativa como su tipografía, voz de marca y colores deben ir en sintonía con el ritmo general. Esto significa generar un proceso sencillo de seguir que lleve a todos los profesionales involucrados en el diseño gráfico al destino correcto.
Con ello, las pautas corporativas exigen claridad, ofreciendo detalles como que fotografías usar en anuncios o en que posición colocar el logotipo. Todos los elementos deben encajar como en un puzzle. Además, es esencial especificar que no debe aparecer bajo ningún concepto, a fin de evitar romper la armonía natural de la marca. Si todo se realiza correctamente y la comunicación dentro de la corporación es buena, el éxito gráfico estará conseguido.
Es importante tener en cuenta siempre todos estos factores en todo proyecto gráfico. La identidad de marca de una empresa funciona como un organismo y, por ello, todos los procesos deben funcionar correctamente. Por ello, cuidar cada detalle es parte de algo mucho más grande. Sin voz no se pueden transmitir las emociones y psicología que la personalidad de la empresa ha generado. Asimismo, el logo y la marca denominativa son las apariencias y el transporte hacia un mundo más amplio. Lo demás es parte de una labor diaria que nunca se deberá olvidar.
