En el mundo cinematográfico el éxito puede llegar en el momento menos esperado. Al igual que un tocadiscos desplazándose de surco en surco en un vinilo, en el cine llegar al punto más céntrico requiere ir interiorizando etapas, como si de las pistas de una canción se tratasen. No hay saltos. El proceso se lleva a cabo al completo, empezando desde lo más periférico del vinilo hasta alcanzar la última recta final del interior. Pero, ¿cuáles deben ser las claves para llegar a ese punto?
LO QUE IMPORTA ES EL PRODUCTO FINAL
Editar es una de las etapas esenciales de una película. Una edición correcta hace de la producción, algo muy distinto a lo rodado. Unir las escenas, darles forma y crear una historia con ellas se convierte en un arte que solo unos pocos dominan. Aun así, la confianza del editor al ejercer su trabajo debe ser limitada. No todo vale. No debe destacar el editor, sino el producto final, por lo que todo debe aportar al mismo. Resulta indiferente lo mucho que se puede hacer al editar, si el resultado no une las escenas, el contenido queda huérfano. Producto de un ego descontrolado.
EDITOR Y DIRECTOR DEBEN SER UNO
Si bien este profesional debe sacar del producto en bruto un resultado digno, debe hacerlo siguiendo las directrices y expectativas del director. En la producción audiovisual, el editor no vuela libre. Está bien que tenga iniciativa y emprenda un trabajo creativo, profesional y que aporte al resultado final, pero deberá dejar abiertas varias puertas de salida. Al fin y al cabo, los cortes hacen de una película, un mundo paralelo, funcionan como las comas en el lenguaje. Dan sentidos diferentes según la posición en la que estén. Por ello, es recomendable presentar varias ideas para que el director de cine elija la mejor.
NADA ES MALO HASTA QUE SE DIGA LO CONTRARIO
Las malas ideas muchas veces camuflan ingeniosos recursos que conducen al éxito. Aventurarse a llevarlas a cabo no es algo descabellado. La clave está en intentarlo y confiar en que salga bien. Cuando se crea de la nada, se debe estar dispuesto a todo, ser tolerantes con cada una de las locas ideas que invadan la mente. De esta forma, el trabajo final puede verse considerablemente enriquecido por algo que surgió de la noche a la mañana. Esas ideas son el punto de inflexión entre una película común a una que eclipsa la atención del público.
LO QUE VES, ES LO QUE HAY
Aunque parezca una estupidez, hay que ser conscientes que editar no es otra cosa que cortar, pegar y aplicar métodos que mejoren la película. Una misma producción puede ser enfocada de forma distinta por varios editores, por ello, de una misma base pueden surgir distintos resultados. Sólo uno podrá sobrevivir, por lo que hay que saber elegir bien para que, a la hora de unir todas las escenas, encajen como una llave en un cerrojo.
REDUCIR ES ENTENDER
Sintetizar la información que tiene que procesar el editor es algo esencial para entender el proceso. Partir del total solo dificulta un buen trabajo, por ello es vital dividir todo en escenas más pequeñas que sean manejables. Hecho esto, el producto debería poder ser desencriptado, llegando a entender la mejor forma de editarlo para conseguir sorprender con la producción audiovisual resultante.
NO HAY LÍMITES. SI QUIERES, PUEDES
Los inicios de todo profesional de este ámbito pasan por una etapa de aprendizaje. Nadie nace con el don de la perfección. Mejorar debe estar siempre presente en el día a día. Por ello, todo aquello que aflore en tu mente, puede materializarse en la vida real, por muy cutre que pueda parecer el resultado. Convertir la imperfección en una explosión maravillosa de está en tus manos. Al trabajar en tu obra, verás que la producción audiovisual es sorprendente. Tú cerebro comenzará a comprender las escenas, a formar una historia de ellas y, al fin, a darle sentido al resultado. La práctica hará que cada vez tus producciones audiovisuales sean mejor.
NO SE NACE NARRANDO, SE NARRA APRENDIENDO
El arte de contar historias no es accesible por todos. Aún así, aquel que se lo proponga podrá conseguir dominar este arte sin problemas. Desenvolverse en un mundo de emociones y diálogos no es tarea fácil, pero ¿acaso algo lo es? Este ámbito profesional expande una filosofía que enseña a valorar este tipo de cosas. Cuando se edita, se está contando una historia al público que observa el producto final, una historia que solo es comprensible si guiamos correctamente a los espectadores. Hay que tener una actitud que busque guiar a las almas pérdidas al sendero correcto. Sólo de esta forma, narrar será parte del editor. Sus decisiones serán el mapa para contar la historia y llegar al objetivo del director de cine.
CONTROLAR LOS DISPAROS DE REACCIÓN
Aprender a enfatizar lo importante de una producción audiovisual es vital para captar la atención del público. Mostrar en pantalla a un personaje cuando cuenta una historia relevante es la mejor forma de que el espectador siga el hilo de la historia. Por otro lado, las emociones se transmiten mejor con disparos de reacción fuera del plano principal. Dominar esta habilidad es controlar los ojos del espectador, guiarlos hacía lo que deben ver.
EL APRENDIZAJE SIEMPRE SERÁ EL CAMINO A SEGUIR
Muchos dudan de algo tan evidente. Los grandes editores de Hollywood no llegaron a donde están por pura intuición. En algún momento de sus vidas tuvieron que aprender, buscar guías y empaparse de nuevos conocimientos. Todo tiene un sentido al editar y, para obtener los mejores resultados, es aconsejable educar la intuición para, así, asegurar el éxito del producto final. La práctica hace al profesional, por lo que sin conocimientos no existiría. Ver vídeos, leer o pedir consejos de otros profesionales es dar un paso a ser mejor en este trabajo.
